El frottage y las ciudades

El frottage como técnica artística es importante, al ser una técnica inicialmente arqueológica, capta en detalle y a escala, el estado de un hallazgo, casi un fósil del rastro del paso del tiempo. La toma de un rastro (frottage), del lugar y de mis manos. El lugar donde paso el peso de la mano que sostiene el grafito hace que aparezca instantáneamente el material presente, donde están inscritos todos los tiempos del lugar. El recuerdo se extrae del fragmento, el material que descansa sobre el papel es el recuerdo hecho gesto. Utilizo el grafito como material revelador, con su alotropía es un carbono endurecido, que ofrece un orden vegetal y mineral que juntos serán la descomposición de los cuerpos, inmemorialmente enterrados, aglutinados en turba y carbón.

El frottage y las ciudades: relación de lugar, con tacto y conocimiento es un trabajo en proceso que consiste en la creación de viaje mediante el frottage: fragmentos de lugares y la realización de recorridos con el fin de conformar una taxonomía a partir de una semiótica transurbana propia de cada espacio habitado, y, establecer puntos de referencia, menhires del camino para el encuentro con el otro. La realización estética del viaje como constitutiva de la apreciación de las ciudades, y, como complemento de nuestra [limitada] comprensión del presente. Esta práctica de viaje es representativa de un arte de representación pública transnacional de cruce disciplinario, geográfico y temporal y es de vital importancia para la apreciación del patrimonio y el urbanismo.

Luego en un proceso de selección y con el ejercicio de la memoria se llega a la conformación de Anamnesis de papel. Libros de artista con el propósito de procesar en resultados, como aporte a una elaboración cognitiva. Ideas que acarrean los conceptos de nomadismo, parte importante del desarrollo y estudio de la estética cultural desde tiempos presocráticos en donde la actividad de un nómada como vocero era imprescindible (Maffesoli, 2004). También desde procesos dialécticos, como lo plantea W. Benjamin, pensando a las imágenes, imágenes de cultura popular y lúdica; frottage, en el devenir de lo sensible, las imágenes son dialéctica en suspenso, imágenes además que son indicios de una historia en el detalle, huellas de reconstrucción de una historia por medio de elementos cotidianos dentro del paradigma indiciario-adivinatorio (Ginzburg, 1994), volviendo a una esencia humana de cazador, agudo observador.

El proyecto tiene un nuevo concepto de cartografía, la elaboración de mapas visuales a través del relato, y cómo estas construcciones de hilos invisibles siempre presentes en la cultura humana son de vital importancia para constituirnos como individuos que ocupamos un espacio determinado de un territorio: que transformamos, mutamos y contaminamos a otros en una continua creación de identidades cognitivas que se desarrollan con el flujo de la comunicación: un camino, una imagen, una pregunta, una respuesta, una interpretación. El trabajo es indispensable no sólo para volver a ver las imágenes, sino para retomar el uso consciente de los sentidos en esta era hipervisual, el contacto y la cercanía con los lugares hoy que lo virtual nos rodea y también para repensar la historia desde una posición contemporánea.