Las passifloras, también conocidas como flores de la “pasión”, son un género de plantas que pertenecen a la familia Passifloraceae. Su nombre, alusivo a la pasión, para mí tiene una relevancia adicional a su condición de belleza, y es la carga de significado que nos sitúa en esa variedad de emociones intensas de los deseos pasionales y de todo lo que nos provoca con entusiasmo ferviente.

Gran parte de su variedad de especies son una fuente alimenticia, con maravillosos frutos comestibles: granadilla, curuba, badea, gulupa, maracuyá entre otras. Sin embargo, pienso que, con ellas, uno no sólo se alimenta por lo que come, sino también por lo que siente, ve y aprende. Sus procesos de crecimiento, mejora continua y vehemencia para vivir hacen de estas especies una fuente de inspiración constante como artista y como ser humano.

Pasional es mi respuesta creativa a la esencia de estas enredaderas con la certeza de que podemos aprender de ellas: crecer y mejorar no sólo desde lo individual sino como parte de un todo, conectándonos con su significación a nivel de planta sagrada, que hoy independiente de las creencias religiosas, nos permite establecer una conexión con lo divino.

Afectuosamente,
Ser Jiménez

de Ser Jiménez

La serie Pasional de Ser Jiménez nos recuerda que encontrarse con una passiflora es siempre un regalo de la vida pues además de su belleza, nos brindan deliciosos frutos como la curuba, la gulupa o la chulupa.
La palabra pasión viene del griego, pathos, y significa sentimiento y emoción. Se dice que el nombre, passiflora, alude a la pasión de Cristo porque los misioneros jesuitas que llegaron a América a principios del siglo XVII identificaron algunas partes de las flores con símbolos religiosos de la Pasión: la corona con la corona de espinas, los zarcillos con el látigo de azote y los estilos con los clavos. En la Edad Media el término pasión se empezó a entender fuertemente atado al sufrimiento físico de Cristo en la cruz que luego se extendió a los mártires y al dolor humano.
La idea de que la pasión es una emoción o un deseo intenso y dominante viene de finales del siglo XIV cuando se relacionó con el sufrimiento, la resistencia, el amor, la alegría, el dolor, la esperanza y la tristeza. Yo prefiero pensar su nombre relacionado con la pasión que inspira a Ser la forma que tienen las passifloras de asirse para seguir creciendo, la complejidad y belleza de sus flores, la variedad de sus hojas y el placer de tener frutos comestibles.
En los cuadros de Ser las pasifloras aparecen agarradas de sus zarcillos mientras sus lianas penden y sobresalen de espesuras apenas insinuadas; el centro de atención, sin embargo, está en la delicadeza de los detalles que permiten reconocer algunas de las variedades que se conocen: flores con pocos pétalos y muchos estambres como la Passiflora azeroana; especies recientemente descubiertas como la Passiflora pitalensis, y flores que hasta hace poco se creían extintas como la Passiflora cremastantha con sus pétalos rosados.
El interés en la descripción y la emoción que comunican los cuadros de Ser traen a la mente que para entender la magia de la realidad necesitamos movernos entre la observación sensible y pasional, que se asocia a las artes, y el conocimiento exacto de las ciencias.
Expuestas ahora en el Museo Caldas, las flores de la pasión, especie emblemática de la Expedición Botánica, nos hacen pensar en la estrecha relación que hay entre la libertad y el estudio de la flora pues muchos pintores que hicieron parte de la Expedición Botánica participaron, junto con científicos y pensadores como el sabio Francisco José de Caldas del movimiento independentista y murieron por su causa.

María Clara Cortés

Profesora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional de Colombia